¿Qué significa «ikigai»? ¿Por qué está en boca de todos desde hace unos años? ¿Es la fórmula de felicidad? ¿El secreto japonés para vivir más y mejor? ¿La razón de tu existencia? ¿La filosofía de vida de los japoneses? ¿Eso por lo que te levantas cada mañana?
Si preguntas a un japonés qué es ikigai, probablemente te responda con una evasiva sonrisa. Pero no solo sucede con ikigai; nos pasaría lo mismo si le preguntamos por mono no aware, wabi-sabi, o cualquier otra expresión cuyo significado último no siempre es sencillo de explicar con palabras extranjeras.
Mieko Kamiya (1914 – 1979), reconocida psiquiatra japonesa fue la primera investigadora en analizar el alcance de ikigai entre las comunidades de leprosos con las que trabajaba y en revelar al mundo el significado de este concepto.
En su Ikigai-ni-Tsuite, Kamiya diferencia entre ikigai (el significado de la vida) y ikigai-kan (sentimiento ikigai).
En Ikigai hay un componente de potencialidad que nos remite al futuro. En ese sentido podríamos afirmar que ikigai es una aspiración, que implica la intención de alcanzar un estado de plenitud (más que de felicidad) al que solo se llegará si se posee una vida balanceada, es decir, en la que todas las facetas o dimensiones del ser humano se muestren equilibradas. Exige enfoque, receptividad, talento, creatividad, persistencia, profundidad y paciencia.
El sentimiento ikigai lo componen esa lista de pequeños placeres que nos sirven de estímulo y que ponen a prueba nuestra sensibilidad.
El «sentimiento ikigai» reside en la capacidad de saber apreciar esos pequeños regalos que nos hace la vida.
Regalos que están en detalles tan minúsculos, que muchos de nosotros ni siquiera los vemos; o si los vemos, nos parecen tan insignificantes que no los apreciamos. Detalles en los que, sin embargo, residen esas pequeñas dosis de energía positiva que nos renuevan y estimulan cada día para seguir viviendo.
Toyo Shibata, compuso este poema con 101 años. Su lectura nos permite entender que es el sentimiento ikigai:
SI TE SINTIERAS TRISTE Cuando te sientas triste, recoge con las manos ahuecadas la luz del sol que penetra por la abertura de la puerta y llévatela a la cara una y otra vez. Ese calor es un calor de madre. Tu madre se esfuerza, ¿no es cierto? musito mientras me levanto.
Probablemente ese poema sería un buen ejemplo de un ikigai-kan (sentimiento ikigai). Detalles sensibles sin valor aparente que nos nutren y llenan de energía positiva cada día.
Toyo Shibata comenzó a componer versos a los 92 años por recomendación de su hijo, para evitar el aburrimiento. Su ikigai (con 101 años) probablemente era «existir» para poder así seguir recibiendo la visita de su hijo en la residencia una vez a la semana:
«Aunque me pese la soledad cada mañana me pinto ligeramente los labios y me alegro de ver el sol a través de la ventana, otra vez…, y sonrío».
Toyo Shibata falleció el 20 de enero de 2013, habiendo vendido más de un millón y medio de ejemplares de su primer libro. En Japón se considera autores de éxito a los poetas que logran vender 10.000 ejemplares.
El 4 de abril de 1990 el diario económico más prestigioso de Japón, Nihon Keizai Shinbun (本経済新聞), publicó el artículo titulado Ikigai: jibun-no-kanosei, kaikasaseru katei (Ikigai: el proceso de permitir que las posibilidades de uno florezcan). En él, Kobayashi Tsukasa nos advierte de que el verdadero ikigai solo lo experimentaremos cuando habiendo madurado lo suficiente, hayamos cumplidos algunos de nuestros deseos, sentido el valor del amor y de la felicidad, seamos capaces de convivir en armonía con nuestros semejantes y, siendo conscientes del valor de la vida, avancemos hacia nuestra autorrealización como seres humanos.
Ken Mogi, por su parte, en su libro titulado Ikigai esencial, nos propone 5 pilares sobre los que asentar las bases de nuestra búsqueda:
1. Comenzar con humildad.
2. Renunciar al ego.
3. Armonía y sostenibilidad.
4. El placer de los detalles.
5. Ser conscientes del momento presente, del aquí y ahora.
Tanto Mieko Kamiya, Kobayashi Tsukasa, Ken Mogi pero, también Toyo Shibata (sin lugar a dudas), nos muestran un mismo camino. Encontrar nuestro Ikigai está al alcance de cualquier persona, podemos integrarlo en nuestra propia experiencia de vida, pero no es algo que vayamos a alcanzar chasqueando los dedos.
Los cinco pilares que nos propone Mogi son un punto de partida para conocernos mejor. Nos permitirán profundizar en nosotros mismos, revelar nuestros deseos, encontrar consuelo en nuestros sentimientos, reconocer nuestras aspiraciones personales y profesionales, dar sentido a nuestra relaciones,…
Comenzarás a sentir el valor de tu esfuerzo. Entenderás que se puede ser sensible y fuerte a la vez. Reflexionarás acerca del sentido de tu vida. Te plantearás nuevas metas, percibirás el sabor de la vida y aprenderás a esperar, pacientemente, hasta que veas como empieza a florecer todo tu potencial.
Si necesitas orientación, perspectiva, objetividad, estímulo, comprensión y compromiso, puedes contar conmigo.
Escríbeme un email: guillermodevicente@ikigaicoach.es sin compromiso. Te sugeriré como ponerte en marcha, te acompañaré y te enseñaré a disfrutar del camino.
Gracias!