Categorías
ikigaicoach.es

¿esperar qué?

Cada cierto tiempo nos planteamos nuevas metas, renovamos nuestros objetivos… Rebosamos entusiasmo y determinación. Hacemos listas de buenos propósitos, compramos libros, nos apuntamos al gimnasio, nos matriculamos en algún curso, nos inscribimos en un montón de actividades…

En unos pocos meses nos damos cuenta de que seguimos donde estábamos. Ya no nos sentimos tan motivados, la voluntad se resiente y nos cuesta lo indecible persistir. Nuestros buenos propósitos se nos amontonan y llega un momento en que ya no sabemos que hacer con ellos.

A medida que pasa el tiempo, nuestros buenos propósitos se olvidan. Y hasta el año siguiente, en que renovaremos algunos, nos plantearemos otros nuevos y… vuelta a empezar.

Para evitar que nos pase lo mismo una y otra vez, para poder salir de ese circulo vicioso, para poder tomar las riendas de nuestra necesitamos pasar a la acción, ponernos en marcha. Pero antes de ponernos a correr… es preciso que sepamos quienes somos, que nos reencontremos con nosotros mismos, que nos reconozcamos en nuestros gestos y en nuestros actos cotidianos; en esos pequeñas detalles que nos permiten saber con qué recuperamos el ánimo, el placer de sentirnos bien.

Es como ese haiku de Taneda Santōka, ese monje errante japonés que me resulta tan inspirador cuando le leo:

¿esperar qué?
día a día se amontonan 
las hojas caídas

¿Qué te parece? Es increíble la sutileza con la que Santōka nos transmite sus vivencias. Y la claridad con la que se nos revelan al leerlas lo que está sucediendo dentro de nosotros.

¿Quienes esperan? ¿Las hojas, Santōka o… nosotros?

¿Se nos amontonan las hojas caídas? ¿O son nuestros propósitos?

¿Esperar qué? ¿Qué se los lleve el viento de un lado para otro? ¿Qué se arremolinen en un rincón? ¿Qué se desplacen sin rumbo ni destino hasta que caigan en el olvido?

¿Esperar qué?

El haiku (ese poema breve japonés tan popular y tan poco respetado en occidente en su esencia cuando nos disfrazamos de haijin) es una forma sencilla, intensa, sensible, de transmitir lo que está sucediendo ante nuestros ojos en un instante preciso.

Un haijin escribe haikus, pero no todos los poetas de haikus te atraviesan el alma.

Los haikus de Santōka resuenan dentro de nosotros provocando un estallido silencioso que nos hace adquirir conciencia de lo que somos.

Solo hay algo peor que hacer siempre lo mismo: no hacer nunca nada. No se trata de dar grandes zancadas, ni de recorrer cientos de kilómetros sin saber dónde vamos ni qué es lo que nos llevará hasta allí.

Pero tampoco se trata de esperar a que suceda un milagro, de esperar eternamente a que las cosas pasen por sí solas, a que el cambio se produzca sin nuestra intervención.

Empezar por apreciar esas pequeñas cosas aparentemente insignificantes pero tan nuestras (y tan reconfortantes), puede ser un gran comienzo. No te propongas grandes metas, no quieras ir más rápido, ni más lejos. Siéntete, recupérate, disfrútate.

Si quieres dar el primer paso, escríbeme un email: guillermodevicente@ikigaicoach.es sin compromiso. Me sentirás cerca, alentándote. Quién sabe, con el tiempo, igual te conviertes en haijin.

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *