Kintsugi o kintsukuroi (reparación con oro) es el nombre con el que se conoce la delicada técnica de reparación de piezas de cerámica que desde el siglo XV se desarrolló en Japón.
Dos siglos más tarde era utilizada de forma habitual en todo el país por artesanos especializados en reparar los tradicionales cuencos de te (chawan) y otras piezas de cerámica que, por el paso del tiempo o descuidos de sus dueños, presentaban pequeñas fisuras o, incluso, se habían roto en pedazos.
La técnica consiste en aplicar resina o esmalte en las grietas abiertas en la pieza de cerámica, y sobre ellas, aplicar una capa de polvo de oro. De esta manera no solo se recupera lapieza malograda, sino que ésta adquiere un valor estético y económico superior.
En la actualidad es habitual que cuencos de te recuperados mediante la práctica del kinsugi adquieran precios exorbitados en subastas de arte en todo el mundo.
«Aceptar el cambio y acoger nuestra imperfección nos permite reconocer nuestras heridas y nos ayuda a sanarlas para seguir adelante en nuestras vidas».
Guillermo de Vicente
Las costuras a las que se les ha aplicado el pigmento dorado aportan a la pieza recuperada una belleza superior. Los valores estéticos en cada cultura pueden ser muy diferentes y condicionar nuestra manera de sentir la belleza. En Japón, el aprecio por las cosas imperfectas potencia el sentimiento de empatía.
Lo que nosotros catalogaríamos como «defecto» (una burbuja de aire en el vidrio de un vaso, un cambio de forma en el borde de una taza, una persona con los dientes separados, las orejas de soplillo,…), en los japoneses puede suscitar un hondo y conmovedor sentimiento de afecto hacia el objeto o la persona en cuestión.
«Ocultar o disimular nuestras cicatrices, no las harán desaparecer. Su presencia nos recuerda que fuimos capaces de superar momentos difíciles y que su dolor nos hizo más fuertes».
Guillermo de Vicente
La belleza de lo imperfecto, de lo perecedero forma parte de la cultura tradicional oriental. Pero también nosotros nos hemos sentido atraídos en algún momento de nuestra vida por algo o alguien que, sin saber por qué, ha despertado nuestro interés. Es algo intangible, que seguramente no sabríamos describir, pero… está ahí. Podemos sentirlo. Quizá vagamente.
Actualmente nos encontramos atrapados en un estilo de vida materialista. Nuestra escala de valores está asociada a lo que consumimos, a lo que tenemos… Eso impide que desarrollemos la capacidad de empatizar no ya con otras personas, sino incluso con nosotros mismos. Esa especie de vacío espiritual en que nos encontramos sumidos nos impide encontrar el verdadero significado de nuestras vidas.
Ikigai (生き甲斐) alude, precisamente, a eso, a la necesidad de reconocer el verdadero sentido de nuestra existencia. ¿Alguna vez te has preguntado qué es lo que de verdad te hace sentir bien cada día?
Si te sientes tan vulnerable como uno de esos cuencos de te agrietados, si no sabes cómo abordar el futuro porque tu presente te resulta incierto o simplemente deseas conocerte mejor y valorar todo tu potencial para poder reorientar tu vida, escríbeme un email: guillermodevicente@ikigaicoach.es sin compromiso. Te ayudaré a descubrir qué es eso por lo que merece la pena levantarte temprano y ponerte en marcha cada mañana.
Gracias!